domingo, 27 de octubre de 2013

Acerca de la naturaleza discursiva de los conceptos en Kant.

Las siguientes palabras de Kant las transcribo porque en ella encuentro la ocasión para expresar algunas dudas que continuamente pueden aparecer durante la lectura de la Crítica de la razón pura:
A pesar de la gran riqueza de nuestras lenguas, el pensador tiene a menudo dificultades para encontrar el término que corresponde exactamente a su concepto. A falta del mismo, no puede hacerse entender adecuadamente ni frente a los otros ni frente a sí mismo. (Kant, Crítica de la razón pura, A312).
Aquí encuentro lo que denominaría una tarea propia del pensador: el buscar la palabra exacta que corresponda con el concepto pensado. Esta tarea tendrá como base en la que sostenerse la firmeza del concepto. Este, el concepto, está dado por firme en el pensador y quedará pendiente de determinación el término que exprese de forma adecuada ese concepto. Ahora bien, cabría preguntar si ese concepto ya dado por firme posee naturaleza discursiva o no.
Si se le atribuyera naturaleza discursiva no tendría sentido preguntar por el término que corresponde con ese concepto, pues sin el discurso no estaría dado el concepto. Por el contrario, si se le atribuyera naturaleza no discursiva, sería comprendido como una elaboración anterior (a priori) al uso de las palabras.
Ahora bien si las categorías son conceptos discursivos aquí aparece la capacidad de concebir conceptos distintos de los conceptos que Kant atribuye al entendimiento. ¿De dónde provienen estos conceptos no discursivos? Una posible respuesta sería de la razón y a estos conceptos de la razón Kant los denominará ideas.
Pero yo preguntaría, ¿por qué concebir todo lo pensado como conceptos? ¿No cabría cuestionar la firmeza presumida en el concepto? ¿No cabría hablar de concepciones no cristalizadas en conceptos? ¿No cabría concebir las concepciones por su carácter dinámico? ¿No cabría considerar un movimiento del pensar que elude quedar encerrado en conceptos?
De momento cabría apuntar que, a veces, incluso el propio concepto es el que se resiste a ser atrapado por las palabras. Y del mismo modo concibo que el pensar, el movimiento que anima a pensar, también se resiste a ser atrapado mediante conceptos.
De ahí que por mi parte comprendo la naturaleza discursiva más como aquello que discurre de forma incesante que como naturaleza verbal (aunque las palabras cuando funcionan como tales no dejan de discurrir).

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